domingo, 4 de marzo de 2012

Hoy necesito decirte que te quiero..

Puedes hacerte un rincón en el mundo, o un rincón en mi vida. A lo mejor mi vida algún día se convierte en tu mundo, y ganarías mil sacudidas con un cigarro a medias después.
Fuiste ganándome poco a poco, fuiste perdiéndome también. Aprendí que esa barba de dos días era todavía mejor con ese sonreír tan tuyo. Aprendí que puedes recorrerte Madrid en taxi y acabar fuera del perímetro de tu mundo, pero dentro del perímetro de su boca. Que daría segundas oportunidades y ellas las darían conmigo.

Que junio traería alguna locura justificada y un adiós a las cien habitaciones que tanto callaron ese año.

Aparecieron cuarenta metros cuadrados y apareciste tú. Desapareció el que un día estuvo y apareció el que un día fue.

Alguno más fácil de olvidar, alguno menos difícil de querer.

Pero no me ganes poco a poco, si luego nos vamos a echar a perder.

 

Me gustaría recordar cuando la primera línea que te escribía no te desnudaba, pero te hablaba de madrugadas de septiembre. No sé cómo volví a pensar en esa noche. En los primeros besos buscados a tientas una tarde. El primer hotel, el primer febrero que habla de ropa en el suelo y de tu vida y la mía, que se volvieron una sin querer. Un calendario lleno de tardes, de música a oscuras, de ir cuesta abajo por tu tripa a la derecha. Te escribo de películas que duraban diez minutos y de amores que iban a durar para siempre. De besos de despedida en cinco segundos, o de cinco segundos que bastaron para separarnos. Historias que estarán siempre ahí aunque nunca vuelvan. Personas que fueron y que serán, aunque no de la misma manera. Maneras de vivir que pitaron fin de temporada en nuestras vidas. Maneras de vivir que nos cambiaron pero nunca nos reemplazaron.
Porque aunque vivas mil y una historias, siempre te acordarás de la primera que escribiste. Porque puedes perderte en un tejado, o en una boca equivocada. Puedes dejar pasar el tiempo y dejarte crecer las ganas, pero la vida no te va a esperar.

Porque sigo buscando eso de estar escritos el uno para el otro. Sigo buscando al que tenga una carta dedicada al amor de su vida en el cajón de su mesita, pero esta noche no quiera dormir solo. Busco que alguien pase la página y escriba conmigo un principio nuevo.

Te espero aquí
, cuesta abajo por tu tripa, a la derecha.



Puedes llamar a la puerta, que estoy esperando la historia de un principio lleno de cartas que escribir.


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